El Proyecto Técnico y la justificación histórica de la obra (I de II)
Procedemos al análisis de los argumentos históricos señalados en el Proyecto Técnico «RECUPERACIÓN DEL ACCESO HISTÓRICO AL CASTILLO DE SAX», elaborado por José Miguel Esquembre Menor, arquitecto del Estudio de Arquitectura Villena, S.L. en enero de 2008.
El Proyecto fue redactado por encargo del Ayuntamiento de Sax —Decreto 2608/06, según expediente tramitado para la contratación menor de la consultoría de «Redacción proyecto técnico para ejecutar obra de “Acondicionamiento de la subida al Castillo de Sax”»—.
Se han analizado los razonamientos históricos descritos en el Proyecto Técnico que sirve de base para la ejecución de la obra de las escalinatas al castillo. En todo momento, la realización de esa obra se quiere justificar con el argumento de su origen histórico, hablándose explícitamente de «recuperación».
Literalmente, la argumentación de la recuperación histórica se expresa en párrafos tales como los siguientes:
«El presente proyecto contempla la construcción de una escalinata que permita la recuperación de un recorrido peatonal que históricamente comunicaba la antigua ciudad intramuros, con el Castillo de Sax…»
«Después de analizar tanto las “Notas sobre Urbanismo Medieval en Sax” de Gabino Ponce Herrero y Vicente Vázquez Hernández, así como el artículo “La Cueva del Buey” de D. Francisco Ochoa Barceló y la Bibliografía correspondiente, artículos cuyo resumen transcribo, queda documentado y justificado el recorrido que durante siglos los habitantes del lugar realizaban en relación a su convivencia y defensa. La recuperación de este acceso al Castillo, además de contribuir a la recuperación de la memoria Histórica de la ciudad de Sax…»
«El encargo del M.I. Ayuntamiento de Sax pretende conseguir un doble objetivo, por un lado la recuperación de un recorrido-histórico, perfectamente avalado por los documentos que obran en poder de los archivos municipales…»
«En este sentido considero la recuperación de este corrido un extraordinario motivo de atracción tanto para los habitantes de la ciudad como para los de la comarca al facilitar una ruta histórica que sorprenderá a los visitantes por las excepcionales vistas del Valle, y por el interés del recorrido que antaño realizaban los antiguos moradores del lugar.»
Una y otra vez, el autor del proyecto sostiene el argumento de la recuperación histórica como uno de los objetivos que justifican el proyecto (el otro es dotar al casco histórico de un elemento generador de actividad económica). La recuperación histórica sería, pues, el «Objeto» de la obra según el punto dos del Proyecto.
En el punto tercero se explicitan los «Antecedentes históricos». Textualmente, el autor del proyecto señala en el arranque de este punto:
«Después de analizar tanto las “Notas sobre Urbanismo Medieval en Sax” de Gabino Ponce Herrero y Vicente Vázquez Hernández, así como el artículo “La Cueva del Buey” de D. Francisco Ochoa Barceló y la Bibliografía correspondiente, artículos cuyo resumen transcribo, queda documentado y justificado el recorrido que durante siglos los habitantes del lugar realizaban en relación a su convivencia y defensa.»
El autor transcribe algunos párrafos de esos dos artículos, que son los únicos trabajos que se señalan expresamente. Así pues, los antecedentes históricos del Proyecto se basan, en exclusiva, en lo dicho en ambos artículos.
El primero de ellos tiene por título «Notas sobre Urbanismo Medieval en Sax» de Gabino Ponce Herrero y Vicente Vázquez Hernández. Se publicó en la revista de divulgación local El Castillo de Sax en el año 1996.
Según una clasificación documental convencional, este artículo está considerado como una fuente SECUNDARIA (es decir, no es prueba documental o científica en sí, no tienen relación directa con el tema investigado, tratándose de una mera publicación divulgativa sin un aparato crítico que sostenga cada una de sus aseveraciones). Lo único que ese texto dice expresamente sobre el acceso por el lado sur es lo siguiente:
«Este núcleo medieval, de origen árabe, al pié mismo del Castillo, se extendería a partir de la actual Plaza de San Blas, lugar de acceso a la fortaleza por la ladera meridional, según prueba la senda que en zig-zag asciende sobre la roca desnuda, hasta el portillo natural de «El Buey».»
Esta única referencia es la que se ha transcrito en el Proyecto Técnico. La afirmación de que la senda referida sea prueba la existencia de un camino medieval al castillo debería estar sometida a críticas textuales de veracidad y exactitud, por ejemplo con el acompañamiento de informes técnicos específicos, incluso redactados ex profeso para el Proyecto Técnico. Pero nada de eso se adjunta. Se cita el párrafo, y punto. En el Proyecto reproduce además el dibujo o ilustración del artículo de origen en el que se marca el supuesto itinerario histórico. Por supuesto, ese dibujo también carece de rigor científico y no pasa de suposición o hipótesis de los autores, pendiente de verificar.
En definitiva, sobre el acceso al castillo en este primer artículo los autores expresan una afirmación que no se apoya científicamente en ningún dato explícito. El aparato crítico del artículo se limita a una bibliografía genérica, pero del análisis de esa bibliografía —nos hemos tomado el trabajo de repasarla— no se obtiene dato preciso alguno referido a un acceso al castillo. En definitiva, se trata de un artículo divulgativo con afán de alcance popular, y en estos trabajos no es exigible la disposición de un aparato documental riguroso. Por su propia naturaleza, la mera paráfrasis de este tipo de textos en un Informe Técnico como el que nos ocupa es, a todas luces, inadecuada.
El segundo y último de los artículos citados en la “justificación histórica” del Proyecto es un trabajo publicado por Francisco Ochoa Barceló en el año 1976 en la revista de fiestas patronales y tiene por título “La cueva del Buey”.
En síntesis, dicho artículo sostiene que la palabra “Buey” significa «portillo», y que en la zona de la cueva del Buey estaba la puerta de la fortaleza, y que desde allí se comunicaba el castillo con el pueblo ya en su primera época musulmana. Literalmente, Francisco Ochoa Barceló sostiene su argumento con las siguientes palabras:
«…Veamos ahora, cómo esa sola palabra «buey» nos ha dado la clave de varios interrogantes que teníamos planteados y que nos hacían dudar: Nos ha permitido saber que la puerta de entrada al castillo se hacía por la parte del pueblo, subiendo desde la placeta de San Blas, antigua plaza de la villa, hacia el portillo abierto tras el enorme zoomorfo y ante la cueva, la «cueva del portillo…»
Es decir, Francisco Ochoa Barceló parte de una hipótesis etimológica (el supuesto origen árabe de la palabra Buey, que sería «portillo») para argumentar que allí estaba la puerta de entrada a la fortaleza desde la época musulmana. Ese es el centro de su trabajo y de una tesis que ya lanzó unos años antes, en 1969, también en la revista de fiestas.
Como en el anterior trabajo ya comentado, tampoco aquí se despliegan pruebas que verifiquen la hipótesis de partida. Por el contrario, esos argumentos etimológicos —tan en boga en muchos lugares durante la época de la redacción del texto, pero que han sido frecuentemente refutados con las investigación científica posterior— no han sido tenido en cuenta en publicaciones más recientes de profesionales cualificados en arqueología.
No obstante, lo más grave es que ante esta mera explicación etimológica que no se verifica con informaciones documentales o arqueológicas —de las que Francisco Ochoa no disponía—, en el Proyecto Técnico se sostiene, literalmente, que: «Evidentemente cobra todo el sentido la recuperación de este recorrido para acceder al castillo, desde el pueblo. En este punto [la cueva del Buey] se crea un gran mirador sobre la ciudad y el valle».
En el Proyecto no hay más datos históricos explícitos, ni existen otras citas a publicaciones históricas que las señaladas, ni se mencionan otras referencias concretas que justifiquen desde el punto de vista histórico la construcción de la escalinata.
Por otra parte, en la redacción del Proyecto se ha detectado la existencia de afirmaciones no sustentadas por ninguna prueba objetiva. Por ejemplo, con relación a los dos artículos citados el autor de Proyecto escribe que se ha analizado «bibliografía correspondiente», pero en ningún momento se señalan qué puntos, ideas o argumentos de la «bibliografía analizada» sostienen la hipótesis de la justificación histórica de la escalinata. La gratuidad es tan evidente como la falta de rigor. Aparte de lo ya referido a esos dos artículos, a lo largo del Proyecto se expresa la siguiente afirmación:
«La recuperación de un recorrido-histórico [está] perfectamente avalado por los documentos que obran en poder de los archivos municipales…».
Sin embargo, no se hace mención alguna sobre cuáles son esos documentos, ni sobre su contenido o ubicación en el Archivo Histórico Municipal. De nuevo, y ahora quizás con mayor gravedad, se lanza otra afirmación inconsistente por completo.
Más allá de lo señalado, a lo largo del Proyecto Técnico no se ha detectado ninguna otra argumentación, ni justificación, ni exposición de pruebas o explicación de evidencias históricas.
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